domingo, 7 de septiembre de 2014

Cuba, isla de contrastes

Después de meses de organización Lonely Planet en mano, consultas a Dr. Google y un porrón de horas echadas en varios foros de viajes, por fin había llegado la hora. El domingo 3 de agosto empezaban nuestras vacaciones de verano y nuestro viaje. El Viaje. La ruta que escogimos para descubrir la mayor isla de las Antillas era poco original, aunque totalmente recomendada para saborear sin demasiadas prisas la zona occidental del país: La Habana, Viñales, Trinidad, Cienfuegos y Cayo Largo del Sur (¡el único cayo que verdaderamente está sobre el mar Caribe!). Después de darle mil vueltas al itinerario y una vez vivida la experiencia, no me arrepiento ni una pizca del recorrido. Eso sí, como siempre, nos faltaron días...:)

El itinerario y los hoteles escogidos:
  • Domingo 3 de agosto: Madrid-La Habana (Hotel Sevilla)
  • Lunes 4 de agosto: La Habana
  • Martes 5 de agosto: La Habana 
  •  Miércoles 6 de agosto: La Habana- Viñales (Hotel Los Jazmines)
  • Jueves 7 de agosto: Viñales- Criadero cocodrilos/Guamá- Trinidad (Hotel Brisas del Mar Trinidad)
  • Viernes 8 de agosto: Trinidad
  • Sábado 9 de agosto: Trinidad
  • Domingo 10 de agosto: Trinidad- Cienfuegos- La Habana (Hotel Sevilla)
  • Lunes 11 de agosto: La Habana- Cayo Largo del Sur (Hotel Melià Sol Cayo Largo)
  • Martes 12 de agosto: Cayo Largo del Sur
  • Miércoles 13 de agosto: Cayo Largo del Sur
  • Jueves 14 de agosto: Cayo Largo del Sur- La Habana (Hotel Sevilla)
  • Viernes 15 de agosto: La Habana
  • Sábado 16 de agosto: La Habana- Madrid

Mapa de la parte occidental de Cuba con las ciudades y puntos visitados

Salimos del aeropuerto de Barajas con poco más de una hora de retraso. Sobre las cuatro y media de la tarde. La compañía: Air Europa. Se supone que es mejor que Cubana de Aviación, la aerolínea nacional de Cuba, pero el elevado precio del billete es casi insultante para la poca comodidad de las butacas y del servicio... ¡Ya podrían aprender de otras aerolíneas...! Menos mal que para este trayecto reservamos dos asientos de emergencia, y realmente lo agradecimos. El vuelo duraba 10 horas, y en este caso, además, no tenía pantallas individuales. Eso sí, dan mantita y un cojín. El vuelo de regreso, que duró ocho horas y cuarto, fue mejor. Y tenía pantallitas individuales. 


Mis recomendaciones para hacer el vuelo más "agradable" en clase turista:
  • Lleva los auriculares de casa. A diferencia de otras compañías, Air Europa cobra 3 euros por ellos. Después de pagar 1.000 euros por un billete de ida y vuelta, no hace ninguna gracia ...
  • Si vas en pareja, reserva dos asientos aislados de los laterales...10 horas se hacen largas. Y más si tienes que compartirlas con 4 o 5 personas...y dejarlas levantar y pasar cada dos por tres...
  • Reserva el asiento: o bien haciendo la reserva gratuitamente durante las 48 horas previas a la salida del vuelo o pagando antes. El precio de un asiento normal es de 10 euros y, los de emergencia, de 50. La frase que más escuché en facturación: "Lo siento, pero ya no quedan asientos juntos...".
  • Llevar algo de comida. Se puede tener suerte con el catering (como nos pasó en el vuelo de ida) o no (como nos sucedió en el vuelo de vuelta)...
  • Llevar lecturas y alguna película en la tablet. No esperes que siempre haya pantalla individual.
  • Llevar cojines hinchables para el cuello. Te salvará de aterrizar en La Habana con una tortículis... 

Nada más bajar del avión, sentimos esa pegajosa humedad que nos acompaño cada minuto de los siguientes 14 días. Voilà. ¡Ya estábamos en Cuba! Pasamos los controles sin ningún tipo de problemas (después de leer las 1.001 leyendas y experiencias por Internet), nos sellaron los pasaportes, nos hicieron una foto (que repitieron a la salida), nos cortaron la primera parte del visado y, finalmente, recogimos el equipaje. Aunque durante todo este proceso ya se notaba el ritmo trotón y la calma con la que actúan SIEMPRE los cubanos (y que comprobaríamos posteriormente día sí y día también, a veces llegando a los límites de la desesperación), debo decir que no tardamos más de una hora en realizar toda esta tournée.
 
Fidel Castro visita el Hotel Sevilla en los primeros días del año 1959
A la salida del aeropuerto internacional José Martí ("héroe nacional" que posteriormente conoceríamos más profundamente en el Museo de la Revolución y cuyo nombre y figura está por toda la isla), una agente de Travelplan nos esperaba para señalarnos qué autobús nos llevaría al Hotel Sevilla. Inaugurado a principios del siglo XX y ubicado entre la Habana Vieja y Centro Habana, ideal para descubrir el casco histórico a pie, fue el primer hotel de lujo de la ciudad. Está justo delante del paseo del Prado y a dos cuadras del Parque Central. Varios retratos con fotografías y textos recuerdan, en el hall principal y las galerías adyacentes, su época dorada. Ahí figuran imágenes de antiguos clientes, como Grahan Greene (lo utilizó como escenario de su novela Nuestro hombre en La Habana), Al Capone y Josephine Baker, entre otros. También se muestra en la planta baja el viraje que el hotel tomó con el triunfo de la Revolución, en 1959: el propietario huyó y los trabajadores se hicieron con la gerencia. 

Ahora, el Sevilla se ha convertido en un funcional cuatro estrellas (pasable para convertirlo en el campo base, pero nada de lujos), cuyas paredes y adornos parados dejan entrever ese esplendoroso y dorado pasado que un día vivió y que hoy, como casi en toda Cuba, está en decadencia. El baño de las habitaciones es muy muy básico, con falta de algunos arreglillos y una capa de pintura. A lo largo del viaje, lo utilizamos tres veces: las tres primeras noches en La Habana (habitación 125), en una escala entre Trinidad y Cayo Largo del Sur (habitaciones 309 y 410), y dos noches al final de viaje.

Habitación 615, dónde se alojó Al Capone
Nuestra última estancia fue, quizás, la más sorprendente y la que, sin esperarlo, nos permitió ser un poquito partícipes de esa Habana de lujos, corrupción y desenfrenos de principios del siglo XX: nos asignaron la habitación 615, donde se hospedó el famoso mafioso Al Capone. Éste alquilo en una ocasión toda la sexta planta del hotel, y se alojó en la 615. Se dice (y corrobora la biblia del viajero Lonely Planet) que la mafia lo ocupó como centro de operaciones de su negocio estadounidense con las drogas. La fachada mudéjar del edificio no deja indiferente a los visitantes, y es un punto de interés en las visitas turísticas en La Habana.
Esa primera noche, cambiamos en la recepción del hotel 50 euros en cuc's (el cambio estaba a 1 euros=1,25 cuc's) y cenamos en el mismo paseo del Prado, a dos cuadras (tal y como los cubanos dicen) del hotel. Era el centro asturiano restaurante gourmet, o algo así. Ojo: No hay que confundirlo con el afamado restaurante Los Nardos, de la Sociedad Asturiana, que está delante del Capitolio y que probamos el día antes de volver para Madrid. No tiene nada que ver. Mejor y más barato el segundo, sin desprestigiar al primero. Después de ágape, dimos el largo día por concluido.